Hoy quiero tomarme un momento para escribir algo que quizá nunca digo lo suficiente: gracias. Gracias a cada persona que, en algún momento, se ha detenido a leer algo que he escrito. No importa si fue un relato breve, una novela completa, una serie entera, o solo un par de capítulos. El simple hecho de que hayas decidido dedicarme un poco de tu tiempo y tu atención es, para mí, un regalo enorme.
Escribir es, por naturaleza, un acto solitario. Son muchas horas frente a la pantalla o al papel, construyendo historias, imaginando personajes, buscando las palabras exactas para transmitir una emoción. Pero esa soledad se desvanece en cuanto una de mis historias llega a tus manos. Entonces, de alguna manera, nos encontramos: tú, que lees; yo, que escribí. Y aunque no lo parezca, ahí hay un puente invisible que nos conecta.
A lo largo de este camino, han llegado a mí comentarios, mensajes y opiniones que me han hecho sonreír, reflexionar e incluso aprender. Me han contado qué sintieron con tal personaje, qué parte les arrancó una lágrima, o cuál les hizo reír en voz alta. También han llegado críticas, y créeme, las valoro tanto como los elogios, porque todas forman parte de este diálogo que se crea entre lector y autora. Ese intercambio es lo que hace que la escritura no sea solo un acto personal, sino una experiencia compartida.
Quiero que sepan que, detrás de cada historia, siempre está mi deseo de ofrecer algo que valga la pena. No busco que todos mis libros sean para todos; eso sería imposible. Por eso siempre dejo disponibles los primeros capítulos de cada novela, para que cualquiera pueda asomarse, conocer un poco la historia y decidir si quiere seguir leyendo. Y si después de leer ese inicio decides que no es para ti, no pasa nada. De verdad. El mundo está lleno de libros y estoy segura de que siempre habrá uno que te atrape en el momento justo. Lo importante es que sigamos leyendo, siempre.
Pero si al leer esos primeros capítulos algo en ti hace clic, si decides continuar y acompañar a mis personajes hasta el final, entonces me siento doblemente agradecida. Porque no solo me diste la oportunidad de entrar en tu vida por un instante, sino que me permitiste quedarme un poco más. Y eso es algo que no tiene precio.
Sé que vivimos en una época en la que las distracciones son infinitas. Tenemos redes sociales, series, películas, videos, miles de cosas compitiendo por nuestra atención. Por eso valoro muchísimo que elijas dedicar parte de tu tiempo a leer lo que escribo. Ese tiempo es lo más valioso que tienes, y que lo inviertas en mis historias es algo que nunca dejaré de agradecer.
Escribir es mi forma de mirar el mundo, de procesar emociones, de darles voz a personajes que, de otra manera, solo vivirían en mi imaginación. Pero una historia no está completa hasta que alguien la lee. Y ese “alguien” eres tú. Así que, aunque no nos conozcamos en persona, aunque vivamos a kilómetros de distancia, has sido parte de mi vida más de lo que imaginas.
Gracias por leer. Gracias por comentar. Gracias por recomendar mis novelas o simplemente por guardarlas en tu estantería digital o física. Gracias por cada vez que has sonreído, suspirado, o sentido un nudo en la garganta con una escena. Gracias por acompañarme en este viaje que, aunque empezó conmigo sola frente a una hoja en blanco, solo tiene sentido porque tú estás ahí, al otro lado.
Porque al final, lo que importa no es solo que leas lo que yo escribo, sino que leas, que te sigas encontrando con historias que te hagan sentir viva. Y si alguna de esas historias es mía, entonces, de corazón, gracias.


Mary Heathcliff
Escritora de Novela Romántica