Hoy quiero compartir algo muy importante para mí: he decidido cerrar el ciclo de escritura bajo el seudónimo Mary Heathcliff.
Este es un cierre lleno de gratitud, alivio y alegría. Una especie de celebración personal. Porque concluir un proceso también es motivo de orgullo, sobre todo cuando se ha recorrido con entrega, amor y aprendizaje.
Déjenme explicarles en detalle.
Mi historia con la escritura comenzó cuando era muy joven. No recuerdo exactamente el año, pero seguramente fue antes de 1997. Desde entonces, la necesidad de contar historias ha estado presente en mi vida. En esos años iniciales, escribía por impulso, sin técnica ni estructura, como lo hace cualquier adolescente que solo quiere sacar fuera todo lo que lleva dentro. Muchas de esas historias quedaban inconclusas, apenas eran ideas sueltas. Pero escribir ya era parte de mí, aunque no me atreviera a compartirlo con nadie.
Fue en el año 2001 cuando, por fin, terminé mi primer manuscrito completo. Ese fue un momento clave. No solo porque logré acabar una historia, sino porque entendí que quería seguir haciéndolo. Desde ese momento, la escritura se convirtió en una constante en mi vida, aunque durante mucho tiempo lo hice únicamente para mí. Yo era mi única lectora. Escribía para leerme, para encontrarme, para comprenderme.
Todo cambió en 2009. Ese año conocí a una editora que estaba dando sus primeros pasos con un nuevo proyecto editorial. Yo la contacté por un tema completamente distinto, pero en medio de esa conversación terminé hablándole de las novelas que había escrito en la intimidad de mis cuadernos y archivos digitales. Le interesaron. Se las mostré. Le gustaron. Y entonces comenzamos a trabajar juntas. En ese punto decidí tener un seudónimo bajo el cual firmar mis textos. Así nació Mary Heathcliff.
En ese mismo año publiqué mi primera novela: Vuelve a mí. Fue el inicio de una nueva etapa: la de mostrar mis historias al mundo. No puedo describir la emoción de ver un libro propio publicado por primera vez. Fue un salto enorme, no solo profesional, sino emocional.
Entre 2009 y 2015 publiqué varias novelas. No muchas, porque nunca me he considerado una autora prolífica, y además siempre he tenido que compaginar la escritura con otras ocupaciones. Pero fueron seis años valiosos, llenos de esfuerzo y logros. Cada novela fue un pequeño triunfo contra la falta de tiempo, el agotamiento, las dudas y los miedos.
Sin embargo, en 2016 mi vida personal dio un giro inesperado. Le siguieron años complejos, de lucha interna, de muchos cambios y también de pérdidas. No dejé de escribir por falta de ganas, sino por falta de espacio. Pasaron cerca de ocho años sin que pudiera dedicarme a la escritura como lo hacía antes.
En 2022 sentí que comenzaba a recuperar el equilibrio. No todo estaba resuelto, pero al menos había recuperado cierta claridad. Y entonces volví. Pero no volví para retomar lo que había dejado pendiente, sino con una misión muy clara: cerrar el ciclo de Mary Heathcliff con dignidad, orden y respeto.
Cuando dejé de escribir en 2016, tenía nueve manuscritos empezados. Nueve proyectos sin terminar: dos novelas históricas, tres contemporáneas y cuatro libros sobre creación narrativa. Sé que no es lo ideal escribir tantas cosas a la vez, pero así ha sido siempre mi proceso. Escribo en paralelo, a saltos, con impulsos. Pero sabía que no podía dejarlos inconclusos. Sentía que cerrar ese capítulo sin terminar esos textos sería como abandonar una parte de mí, como traicionarme.
Entonces me comprometí conmigo misma: terminar los nueve manuscritos y publicarlos todos. No como un regreso a la escritura habitual, sino como un cierre necesario. Como una forma de honrar lo que había comenzado tantos años atrás, y también de agradecer a quienes alguna vez me leyeron, me acompañaron o me contactaron con entusiasmo después de leer uno de mis libros.
Y lo cumplí.
Entre 2022 y 2025, poco a poco, con el tiempo que tenía disponible, terminé los nueve manuscritos. No fue fácil. Tengo muchas responsabilidades y nunca he podido dedicarme a escribir a tiempo completo. Pero paso a paso, sin prisa pero sin pausa, cada historia llegó a su fin. Y con cada publicación sentí que cerraba una pequeña puerta, que dejaba atrás una etapa, y que avanzaba con más ligereza hacia lo que sea que venga después.
La última novela que publiqué fue Enamórate de mí, y curiosamente, también pertenece a la serie Duvergier, la misma que comenzó con Vuelve a mí, mi primera novela publicada en 2009. Fue como un hermoso guiño del destino. Como si todo se hubiera acomodado para que el círculo se cerrara exactamente donde empezó.
¿Qué me llevo de este camino como Mary Heathcliff? Me llevo aprendizajes profundos, experiencias valiosas y una cantidad enorme de gratitud. Conocí personas maravillosas: lectoras entusiastas, colegas generosos, amigas entrañables. También me crucé con personas que no fueron tan gratas, pero incluso de ellas aprendí. Todo ha sido parte del viaje.
Me llevo también la satisfacción de haber cumplido con mi palabra. De haber cerrado bien un ciclo. De no haber dejado historias sin final. Y eso, para mí, es una forma de respeto. Respeto hacia quienes me leyeron, hacia quienes confiaron en mí, y sobre todo, respeto hacia mí misma.
En total, este camino me permitió escribir 5 novelas de romance histórico, 12 novelas de romance contemporáneo, 4 relatos cortos y 4 libros sobre escritura narrativa, que hoy quedan publicados y disponibles como parte del legado de lo que fue mi trayectoria como Mary Heathcliff. Cada uno de esos textos fue escrito con dedicación, con entrega y con la esperanza de aportar algo bello, inspirador o útil a quien lo leyera.
Este no es un adiós. No desapareceré del mundo literario, ni voy a borrar lo que fui. Mis redes, mi blog y mis libros seguirán allí. No cerraré mis canales, ni mis perfiles, ni las tiendas de venta. Por dos razones: primero porque quiero que queden como testimonio de lo que fui y de lo que hice con todo mi corazón. Como un archivo emocional y literario. Segundo, porque, tristemente, durante estos años he tenido que lidiar con la piratería, el plagio y el robo de identidad. Y sé que mantener una presencia, aunque sea silenciosa, ayuda a combatir esos problemas.
Sigo siendo lectora. Sigo siendo escritora. Eso no cambia. Pero sí dejo atrás a Mary Heathcliff, con gratitud, con alivio y con una sonrisa. Porque cerrar ciclos también es una forma de crecer. Porque dejar atrás algo que ya cumplió su propósito abre espacio para lo nuevo.
Quizás vendrán nuevas historias, otro estilo, otro camino. Pero si llega, me encontrará con más sabiduría, con más herramientas y con la serenidad que dan los años, las caídas, las victorias, los errores y los aciertos.
A partir de este momento, no se publicarán nuevas entradas en este blog ni se actualizarán las redes sociales asociadas a este seudónimo. Tampoco se enviarán correos electrónicos, ni se harán solicitudes de contacto a través de redes sociales. Si alguien lo hiciera en mi nombre, por favor tengan claro que no soy yo. Este cierre también implica silenciar la actividad pública asociada a Mary Heathcliff, para proteger la memoria de este camino y evitar cualquier uso indebido de mi identidad como autora.
Gracias. Gracias a cada persona que alguna vez leyó algo mío, así fuera un capítulo, un relato corto, una novela completa. Gracias a quienes me dieron su tiempo, su atención, su apoyo. Gracias por permitirme formar parte, aunque sea un poco, de su mundo lector.
Hoy cierro este ciclo con esperanza y gratitud. Me voy ligera, serena y feliz por haberlo vivido.
Nos veremos en el camino porque nunca dejaré de escribir.
Hasta siempre.
Mary Heathcliff.
























